Clases de yoga: posturas básicas de yoga I

Las asanas en las clases de yoga

 Las asanas o posturas del yoga  nos permiten establecer un contacto directo entre nuestra mente y nuestro cuerpo que nos hace tomar consciencia del mismo, explorar y aceptar nuestra realidad física. Con las distintas posiciones creamos estímulos que nos ayudan a comprender el funcionamiento de nuestro cuerpo y a detectar sus necesidades para encontrarse en un estado de tranquilidad, armonía y equilibrio, que se traduce en mejoras para nuestra salud física y mental.

Existen posturas de distintos niveles que se van alcanzando y realizando a medida que vamos evolucionando con nuestras clases de yoga. Más que la simple realización de posturas para estirar y tonificar el cuerpo, el yoga plantea abrir nuestros canales para que fluya la energía, los nadis, y los chakras, que corresponden a los centros psíquicos del cuerpo, para purificar y sanar el cuerpo, así como controlar, calmar y focalizar la mente.

 Tadasana, postura de la montaña en las clases de yoga

De pié con ambos pies juntos en paralelo y firmes en el suelo, pudiendo separar un poco los talones para ganar estabilidad. La mirada debe estar hacia el frente, con la barbilla paralela al suelo, la columna recta y los brazos a ambos lados del cuerpo con los dedos de la mano estirados. Relaja los hombros mientras activas los muslos y la columna, sintiendo como ésta crece hacia arriba. Expande el pecho, eleva el abdomen y abre los hombros mientras respiras profundamente, tomando consciencia de cada parte de tu cuerpo. Siente como se estira la columna y como tus pies siguen firmes en el suelo dándote solidez y vitalidad. Cierra los ojos y haz respiraciones lentas y profundas. Tadasana nos hace ser conscientes de nuestro cuerpo, nos da estabilidad interior y nos conecta con la tierra, favoreciendo la alineación de la columna en yoga.

Vrksasana, la postura del árbol en yoga

Partiendo de la postura de la montaña y juntando las manos frente al pecho, mantén tus hombros relajados, respira profundamente y centra la mente. Dirige la mirada a un punto fijo en línea recta, a la altura de tus ojos para mantener el equilibrio con mayor facilidad. Lleva el peso de tu cuerpo sobre la pierna derecha plantando bien el pié contra el suelo. Levanta el pié izquierdo y lleva la planta, con los dedos de los pies apuntando al suelo, a la parte interna de tu muslo derecho, quedando sobre esa misma pierna. Si te sientes más cómodo, puedes apoyarla sobre tu pantorrilla, pero nunca sobre la rodilla. Una vez tengas la postura, puedes mantener las manos a la altura del pecho o elevarlas por encima de la cabeza, con los brazos a los lados de la misma, como un árbol que crece. Mantén la postura durante 30 segundos y repite con la pierna contraria. El árbol nos proporciona equilibrio físico y mental, ayudándonos a concentrarnos y fortaleciendo los muslos, las pantorrillas, los tobillos y la columna vertebral en las clases de yoga.

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